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« en: 31 de Agosto de 2006, 15:20:30 »
Bueno, akí va mi historia, ke aunke puede ke no os parezka graciosa, yo kuando la viví, me desternillé. Es una buena chapa, ke al principio pensé publikarlo por kapítulos, o fascíkulos ya ke estamos en époka, pero os va toda junta en una sola entrega:
Una noche de agosto, komo kualkier otra noche de verano, salimos 4 amiguitos de la infancia veraniega, y la novia de uno de ellos. Después de rekordar viejos tiempos, no se nos okurre otra kosa ke kedar al día siguiente a las nueve de la mañana para hacer una salida en Zodiac, en los viejos tiempos también lo hacíamo. El kapitán, y dueño, de la barka deskonfiaba, ya ke la lancha inflable no había sido utilizada en más de dos años, pero entonces salta la frase célebre de uno de los koleguillas: “Si kompras marka, estás komprando kalidad”. Al eskuchar esa frase, se konvenció totalmente para salir. Para las 2, todos estábamos ya en la kama...
Ya eran las 9, más o menos, de la mañana y todos nos habíamos reunido. La barka estaba rekogida en una karretilla tuneada para poder llevar la Zodiac desinflada y su motor. Llegamos a la zona del embarkación y empezamos a montar la barka, mientras dos del grupo vamos komprar unos “churros” (más bien porras grasientas de esas). En un tiempo (ya eran mínimo las once y media) la barka ya estaba preparada y nos montamos kon todos los bártulos [remos, sombrilla con soporte, porras (sobraron un montón),…] dispuesto a dar komienzo a la expedición.
Komo somos gente prudente, decidimos llegar a nuestro destino (a unos 12 kilómetros a ojo de buen kubero) bordeando la kosta, sin adentrarnos demasiado en la mar. Menos mal... porke de buenas a primeras el motor hizo pofff. Kon la ilusión ke teníamos depositado en el viajecillo, se decidió koger los remos y hacer un poko el ganso mientras ke el capitán llamaba a su padre para preguntarle kómo se podía arreglar (si es ke era posible). Después de ciertas deliberaciones, se llegó a la konklusión de ke el motor se había ahogado, se mueve un poko el estarter y todo vuelve a la normalidad.
¿Normalidad? 5 personas en esa mini barka inchable... Si bueno, puede kolar. Sequimos nuestra odisea particular, con la mar un poko agitada. Empezaba a entrar agua debido al oleaje, por eso el capitán ordenó a uno de los marineros que achikase agua de la barka. Ahora vienen las apuestas, qué kreéis le dio el kapitán al marinero para este trabajo?? La respuesta está más abajo.
Más abajo.
Un poko más.
Respuesta:
Una kamiseta. Al ver eso todos nos echamos a reír.
Y os preguntaréis ¿kómo se achika agua kon una kamiseta? Muy fácil, se unta la kamiseta en el agua para ke chupe bien, y luego se eskurre fuera y listo! El asunto es ke el agua seguía entrando, y el marinero no daba abasto sakando el agua, kon el konsiguiente moskeo del mandamás. Ahí seguía entrando agua y más agua. El kapitán pensó ke éntraría menos agua si echábamos el peso dentro de la Zodiac, es decir, ke nos akurrukásemos dentro de la barka en vez de estar apoyados en las kámaras de aire. Menuda situación ahí nos klavábamos de todo por todas partes, pero seguía entrando agua.
Estábamos pasando un peñón entre kejidos e insultos, kuando una dulce melodía suena tras nosotros kual sirena ronka entonando una dulce kanción kon la siguiente letra: “Si Kristo murió kon tres klavos solamente, por ké no muere tu hermana si la klava tanta gente”. Partos generalizados durante unos minutos. Fue el tuno del grupo (sí habéis leído bien, tengo un buen amigo ke es miembro de una tuna), ke se sabe ésta y más kanciones de este estilo.
Después de pasar el peñón y parar de reir, nos damos kuenta de ke hay unos kuantos litros de agua salada en la parte interior de nuestra embarkación. Paramos, vemos el perkal y empezamos a sakar agua komo podemos, kon manos, chankletas,… y kómo no, la kamiseta. Eso era imposible sakarlo. Entonces, optamos por ir a la orilla, ke justo había otra zona de embarkaciones, para vaciar la barka. Al llegar a orilla, delante de la mirada indiferente de todos los jóvenes guiris muskulitos (mucho múskulo y poko cerebro) empezamos a sakar la Zodiac, ke kon el agua ke lleva pesaba lo suyo.
(Me salto el momento en el ke por haber komido las putas porras kasi echo las papas).
Después de deskansar un rato, nos volvemos a la mar, y en eskasos 100 metros el agua ya nos llegaba a los tobillos. ¿¿Pero kómo koño ha entrado tanta agua en tan poko tiempo?? De repente dice un iluminau: “Antes he visto un agujero así en la parte de adelante, pero he pensado ke era normal y por eso no he dicho nada”, mientras decía eso para ver el tamaño del agujero, nos lo representó kon la separación de ambas manos. Serían entre 15 y 20 centímetros. Al eskuchar eso, y aprovechando ke estaba en la punta de la Zodiac, no se me okurrió otra kosa ke meter la mano dentro del agua y palpar un poko el “kasko” de la lancha. Entonces yo, representé el tamaño del agujero también kon mis manos, serían unos 40 – 50 centímetros. Vamos, ke kon la tontería de volver al agua el agujero había krecido un pelín.
El asunto es, ¿ké hacemos ahora? Divición de opiniones. El kapitán keria volver al punto de partida (un kilómetro y medio o así) kon otros 2, afirmando ke seguro ke llegaban, y rekojer allí la balsa, los otros dos irían nadando a la orilla (unos 150 metrillos) y andar hasta el punto de enkuentro. Yo, por otra parte, augurando lo ke podría pasar, propuse volver a la orilla (todos) komo fuera, arrastrando la Zodiac si hiciese falta. Al final, tres nos fuimos nadando a la orilla, y un valiente se kedó kon el kapitán (todo sea dicho, lo hizo por no dejarle solo). Los tres empezamos a largarnos a pata, kuando oímos un silbido, nos giramos, y vimos kómo uno estaba en el agua rekogiendo las kosas ke flotaban, mientras el kapitán agitaba las manos piediendo ayuda sin abandonar el barko (komo un auténtiko kapitán), según dicen, kon el agua hasta las rodillas.
Total, al final hicimos lo ke yo dije ke había ke hacer, volvimos nadando hasta el barko y pudimos reskatar todo menos una visera de propaganda de Chesterfield. Después komimos unos bokatas mientras no partíamos la kaja rekordando el paseo. La Zodiac tiene fácil arreglo, así ke a ver si el año ke viene repetimos.
Moraleja: Hay ke hecerme más kaso.
Moraleja 2: A veces soy un brasas.